16.10.17

Estadíos sonoros de un operador de radio

Sentarme a escuchar. Buscar tus clics. La mención de tu nombre. Un apodo.
Percibir el balanceo errático de una banqueta.
Violeta.

Imaginarte girando en espiral en un cuarto de dos por dos tocando botones.
Armando listas, tachando errores.

Presenciando a través de un vidrio todo tipo de escenas como investigador en un caso criminal.
Observando al acusado del otro lado sufrir y sudar sin final.

Alterar canciones con historias.
Comentar o acotar sonoramente capaz.
Presentar algún tema si el aburrimiento puede más.

Interpretar la música que elegiste.
Alucinar el vaivén de tus brazos dibujando un semicírculo en el aire cautivante.
Atravesados por una emoción pero limitados por el espacio reducido. Asfixiante.

Permanecer hasta que las neuronas hagan sinapsis.
Esperar a que tu voz surja del parlante.
Esperarte.
Obedecer a la luz roja, titilante.

Cuando prende, todos serios.
Cuando no, cuando muere y deja tras de sí un halo de misterio, circulan los mates.
Varias miradas puestas en el tablero, expectantes.

Ir y venir de personas, movimientos constantes y envolventes. 
Un comentario gracioso, una risa lejana, la luz roja nuevamente.

El operador transpira, suspira.
Se hace el silencio... Aire.