No ser escuchada.
No entender un chiste interno ajeno.
Que te corten la calle y no pase el colectivo. Que el subte
esté de paro.
Que el colectivo salga 13...
No, 15.
No, 16,50.
No, 18 pesos -por ahora-.
No, 15.
No, 16,50.
No, 18 pesos -por ahora-.
Que vaya completamente vacío y correr el riesgo de que te
lleven hasta Ingeniero Maschwitz en un viaje non-stop.
No poder decir correctamente ni saber escribir la palabra
Maschwitz.
Hacerte el chef y no poder preparar ni siquiera un té.
Preparar un plato de pastas finalmente y darte cuenta que no
tenes queso rallado.
Tardar tanto en buscarlo que se te enfría la cena.
Que se te enfríen los comensales además y nadie te acompañe
en la mesa.
Angustiarte y llorar cuando pensaste que no ibas a seguir
llorando.
Buscar consuelo en un abrazo y ver que en tu casa están
todos durmiendo. Abrazar al perro como alternativa.
Comprarte un acolchado nuevo y que tu perro lo mee todo para estrenarlo.
Comprarte un acolchado nuevo y que tu perro lo mee todo para estrenarlo.
Mirar una serie pésima de televisión que involucra vampiros
y brujas.
Darte cuenta de que no le estás prestando atención.
Rebobinar porque no entendes qué es lo que está pasando.
Volver a verlo y seguir sin entender.
Entrar en la ducha y darte cuenta que no queda más jabón,
que es el equivalente a estar en el baño y quedarte sin papel higiénico.
Olvidarte de hacer pis antes de dormir y tener que volver a
levantarte para prevenir tener que despertarte unas horas después.
No poder dormir.
Dormirte finalmente y despertarte a los gritos entre
pesadillas.
Que te cueste volver a dormir y una vez dormida seguir de
largo porque no sonó la alarma.
Llegar tarde.
Proponerte estudiar y no hacerlo. Pensar que lo vas a hacer
al día siguiente. O al otro. O al otro.
No estudiar nada y que encima después te vaya bien en el
examen.
No encontrar laburo. Seguir buscando a pesar de todo.
Querer cortarte el pelo para darle un toque más de estilo. Pasarte de rosca y quedarte pelado.
Cambiarte de fila en el supermercado creyendo que vas a hacer más rápido. Darte cuenta que no es así cuando la señora que está pagando tiene saldo insuficiente en la tarjeta.
Querer cortarte el pelo para darle un toque más de estilo. Pasarte de rosca y quedarte pelado.
Cambiarte de fila en el supermercado creyendo que vas a hacer más rápido. Darte cuenta que no es así cuando la señora que está pagando tiene saldo insuficiente en la tarjeta.
Quedarte encerrado en el ascensor con vecinos con los que no
te llevas y no da quedarte encerrado.
Salir con paraguas a la calle y que salga el sol. Salir
desabrigado y que llueva.
Escuchar el zumbido de un mosquito en los oídos. Mirar para
todos lados y no encontrarlo.
Querer ponerte tu perfume preferido y que esté vacío.
Querer ponerte tu remera preferida y que tu hermana la haya
usado y ya esté para lavar.
Las consignas de año nuevo.
Hamburgo, Alemania
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