Un
crítico de cine es similar a un filósofo. Cuestiona la película que acaba de
visionar, arma posibles teorías (muchas veces conspirativas), se pregunta acerca
de las decisiones de un director, investiga otras disciplinas para que sus
conclusiones no suenen descabelladas, indaga intertextualidades y, finalmente,
arma un conjunto de ideas que intenta desarrollar en algunas líneas, tratando
que sea coherente y que destaque frente a las reseñas de otros (después de
todo, hay que llamar la atención para hacerse de un sueldo)…
San Sebastián, Euskadi
Siempre necesario -poco solicitado-, el crítico va por ahí cultivando sus reseñas, haciéndose un nombre (o al menos, lo ambiciona) y ofreciendo una perspectiva personal de la película. Es por eso que aspiro a hacer crítica; estoy en una etapa de crecimiento donde busco nutrirme de los diferentes puntos de vistas narrativos que tienen para ofrecer los directores de cine. Algún día tendré el privilegio de conocer un festival internacional por dentro, ser la fotografiada y no la fotógrafa, recibir premios por un guión escrito y no abucheos por tratar mal a películas de dudosos ideales. Pero, y mientras tanto, me dedico a escribir críticas, porque como decía Fernando Pessoa: “La función última de la crítica es que satisfaga la función natural de desdeñar, lo que conviene a la buena higiene del espíritu”.
San Sebastián, Euskadi
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